Estas en mi memoria
- Lina Marcela Castrillón Agudelo
- 22 ene 2021
- 2 Min. de lectura
Quiero compartirles hoy la enseñanza que me dejó una amiga.
Conocí a Clara hace más o menos doce años en las reuniones del colegio de nuestros hijos y por mucho tiempo solo nos saludamos e intercambiamos unas pocas palabras. Desde que ellos se conocieron comenzaron a tener una bonita relación y se ha construido una amistad increíble que crece y se fortalece cada día más. Es más, los muchachos en sus últimos años escolares decidieron realizar travesuras y como consecuencia nos llamaban a reuniones de padre de familia constantes y así fue entonces como nos acercamos.
Hace seis años con nuestros hijos próximos a graduarse, le dieron el diagnóstico de cáncer cervical y comenzaron tratamientos para ella. Fueron tiempos de cuidados, medicación y varias metástasis (la última de ellas con múltiples tumores alrededor del abdomen). También se apoyó en las técnicas integrativas como la medicina tradicional china, bioenergética, reiki y homeopatía, aunque siento que lo más valioso de todo fue que desde el comienzo le entregó su vida a Dios.
Conforme avanzaba su enfermedad, se fortalecía más su relación con la Fuente Divina, lo que le aportó el conocimiento de “para qué” estaba pasando por esa situación. De la mano de Dios pudo perdonarse y perdonar, aprende a conocer su cuerpo y sus necesidades, dedicarse a su transformación personal y esto la llevó a vivir el máximo amor que tenía a su alcance y podía conocer.
Hace poco menos de dos meses nos encontramos y me sorprendió la luz que irradiaba; ya le habían dado la noticia de que estaba en fase terminal e iniciaba cuidados paliativos. En el encuentro le realice una sesión de Reiki y fui yo quien recibió el regalo ese día: Clara me enseñó el poder de la aceptación de la voluntad de Dios, como el amor nos fortalece y que asumiendo con la frente en alto nuestros procesos personales con valentía y sin miedo, siempre mirando hacia adelante, viviendo en el aquí y ahora, se puede disfrutar de este viaje sin importar cuantos días nos queden por vivir. Se que tuvo mucho dolor físico, pero su mente y su corazón estaban en paz, lista para partir y ayer 21 de enero del 2021 llegó ese día.
Clara, gracias por enseñarme a que vinimos a esta tierra, por mostrarme el valor de la valentía, la familia y la comunicación, el máximo esfuerzo que podemos realizar aunque las situaciones sean difíciles y que con amor todo se vive mejor. Eras una guerrera, me dejaste un gran regalo y hoy te bendigo con admiración.
Te recuerdo con el orgullo de saber que me permitiste hacer parte de tu historia. Debes estar segura que siempre voy a recordar tus enseñanzas y voy a tomar el ejemplo de vida que me dejaste.
Descansa en paz porque se que hiciste en excelente trabajo en esta tierra y hoy el Padre amoroso que todo lo ve te recibe con los brazos abiertos.
Te quiero con todo mi corazón.

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