Hogar

En el momento en el que me dispongo a escribir siempre me siento en mi escritorio, enciendo un velón, agradezco la posibilidad de estar aquí y ahora, limpio y me coloco los lentes, saco la computadora, la abro, la enciendo y busco el drive para abrir el archivo donde realizo mis escritos diarios. Es algo así como un ritual. Lo curioso es que hoy coloque música y mientras buscaba en YouTube encontré una melodía titulada “aumentar el poder del cerebro, mayor concentración, reduce ansiedad tonos binaurales e isocrónicos” y aunque no tengo mucho conocimiento al respecto, cuando comencé a escucharla hizo click en mi y en mi gato (que tiene un gusto muy exquisito) así que supe que esa era la indicada para inspirarme.

Luego, leo el título del escrito anterior: “la casa limpia” y otro click. De inmediato llega a mi mente la palabra HOGAR. Entonces supe que este era el tema que debía desarrollar.

Cuando pienso en mi cuerpo lo siento como el empaque de un alma maravillosa la cual estoy reconociendo. Sé que requiere mantenimiento diario y por lo tanto lo baño y perfumo, lo alimento, realizó actividad física, meditación y auto terapia Reiki para mantener sus funciones en óptimas condiciones. Lo amo profundamente. Sé que es un medio de aprendizaje y el vehículo que me permite interactuar con mi entorno y relacionarme con los seres que me rodean, así que estoy dispuesta a escucharlo porque reconozco todo lo que me ha enseñado. Este es mi primer hogar.

Luego viene a mi mente esa familia maravillosa que un 22 de febrero me dio la bienvenida. Esta familia está conformada por una madre “Marta”, un padre “Luciano” y dos hermanos mayores “Luis Eduardo y Luz Stella”. Todos ellos grandes maestros y mensajeros de vida. En este hogar he aprendido los valores necesarios para vivir rectamente: la responsabilidad, honestidad, respeto, compromiso, servicio y muchos más. Además, estas personas con su ejemplo y apoyo me han ayudado a ser quien soy.

Un día conocí a Victor, con el cual decidí casarme y formar una nueva familia. Ya tenía a mi hijo Santiago y más adelante nacieron Manuela, Esteban y Camilo. Allí pude poner en práctica lo aprendido en el hogar que me vio nacer y lo más importante es que entendí que no me conocía ni me daba mi verdadero valor lo cual me llevó a impulsarme a recorrer un camino de transformación y crecimiento personal que me han ayudado a encontrar el verdadero propósito de mi vida y reconocer a la Lina cuidadora, entregada y comprometida, que sirve en función del amor y que ha aprendido a empatizar con las diferencias y los procesos personales de estos seres a los que ama tanto. Me di cuenta que estoy en esta tierra para sanar, escuchar, acompañar y extender el amor que desborda de mi ser.

Resulta que también vivo en una comunidad, un país, un mundo, un universo maravilloso, lleno de seres vivos que al igual que yo necesitan de almas comprometidas con su proceso personal para unir sus esfuerzos y optimizar la infinidad de recursos que poseemos en pro del bienestar de toda la humanidad. Este es mi otro hogar. Otro motor, una motivación más a crecer dia a dia y aprender a llevar una vida sana, limpia, en paz y tranquilidad, teniendo muy claro que existen las dificultades de las cuales aprendemos y que en medio de estas puedo conservar la calma y vivir feliz.

Lo que más me motiva es que mi cambio y empoderamiento y mi sanación se extiende al infinito y más allá y toca la vida de todos los seres que me rodean.

No necesito más motivación ya que Dios se ha encargado de mostrarme para que trabajar dia a dia y mejorar, pero también me ha llevado a aceptar que como humana cometo errores y tengo todo el derecho de aprender de ellos, generar cambios y seguir adelante disfrutando de cada instante pase lo que pase.

Mi hogar es mi ser extendido a todo lo que me rodea en resonancia con el infinito poder de la Fuente Divina, es el lugar donde disfruto estar.

Infinita gratitud a todos y cada uno de los seres que de una u otra manera han interactuado conmigo a lo largo de estos años y a los que en algún momento voy a conocer. Han sido y serán mis maestros y solo me queda amarlos y reconocer en ustedes al Dios grande y maravilloso que en un instante nos creo y el cual nos colma de bendiciones.

Gracias, gracias, gracias……