Esteban

Hijo doy gracias a Dios el haberme permitido traer a esta vida un ser tan maravilloso como tú. Eres un hombre noble, amable, excelente amigo y un maestro excepcional.

Has superado innumerables desafíos y aunque en algún momento del camino yo misma dudé que los podías trascender, lo hiciste desde tu esencia. Recuerdo hace mas o menos tres años en medio de una discusión tú me dijiste “madre: es mi vida, estoy muy cómodo como la vivo y aunque tu no estés de acuerdo con lo que estoy haciendo, yo decido cuándo cambiar; por mucho que tu quieras que sea ahora mismo, no es así” y en ese momento entendí que cada uno vive de la forma que lo quiera hacer y más cuando ya se es adulto y se tiene la posibilidad de elegir.

En ese momento fue duro para mí porque no me era fácil comprender que habías crecido y que ya te había enseñado lo que en mis manos estaba. Simplemente quería alejarte de un mundo en el que creí que ibas a sufrir. Desde ese instante nuestra relación cambió y viene cambiando constantemente; ya no nos acercamos desde la rabia, la imposición o el disgusto por simplemente cada uno de nosotros quiere imponer su voluntad. Ahora podemos hablar, llegar a acuerdos y aunque en ocasiones siento que no me tomas en cuenta ya se que es tu proceso personal y que estás dando lo mejor de ti para ser cada día mejor.

Como te escribió tu hermano por tu cumpleaños: “los superhéroes son aquellos seres que cambian para bien” y tú eres mi superhéroe favorito.

Gracias por caminar conmigo y permitirme hacer parte de tu historia.

Te amo con todo mi corazón.