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Gratitud

Cuando pienso en gratitud vienen a mi mente todas y cada una de las cosas que tengo y por las cuales estoy agradecida y no me refiero solo a lo tangible sino también a lo intangible. Para mí significa que sé y reconozco que me han otorgado un beneficio y siento la necesidad de dirigirme al otro con humildad y respeto.

La palabra gratitud nace del Latin: gratia, cuyo significado es gracia, elegancia o agradecimiento y como si fuera poco, siento que está estrechamente relacionada con la felicidad, ya que me llena de sentimientos, pensamientos y emociones positivas, lo que me permite que todo mi ser funcione en armonía.

Vivir en agradecimiento me permite darme cuenta de cuanto me brindan los seres que me rodean, me ayuda a sentirme pertenecer y fortalece mis relaciones. Además, hace que reconozca mis logros lo que incrementa mi confianza y mi autoestima.

Una pregunta que siempre hago con respecto a este punto es: ¿con qué y con quién estoy agradecida? Al despertar, agradezco al Padre por la oportunidad de renacer, tener un nuevo comienzo, una nueva ocasión de seguir transformando mi ser. Invoco a mis guías espirituales (en mi caso particular invitó a Jesús, María Santísima, el Espíritu Santo, los ángeles y maestros Reiki); contempló con gratitud su compañía, cuidados, su guía y protección que me brindan en cada instante de mi vida. Doy gracias por mis bienes materiales y también por quien soy (y aquí me tomo un tiempo para enumerar las virtudes que Dios me ha dado y las que sigo aprendiendo), por mi familia, amigos, las personas que me rodean y lo que me aportan. Podría quedarme el día entero enumerando por lo que me siento bendecida, pero terminaré diciendo que DOY GRACIAS POR TODO LO ANTERIOR Y POR MUCHAS COSAS MÁS (por si olvido algo, que por lo general me sucede).


La gratitud también nos libera del estrés y sana traumas aunque sentirnos agradecidos cuando estamos pasando por tiempos arduos de pérdida o enfermedad es sumamente difícil. Aún así, apreciar las circunstancias de nuestra vida nos permite dar una interpretación nueva y positiva a experiencias incómodas o negativas. Mi maestro Jorge, un día que me encontraba muy triste, me transmitió este mensaje y me enseño que un buen ejercicio era sentarme y preguntar ¿para qué estoy permitiendo que esto suceda? y ¿qué podría aprender? y una vez haciendo el ejercicio precedido primero por unas cuantas respiraciones conscientes, escribí las respuestas a estas dos preguntas resultando ser reveladoras. Me di cuenta de todo lo positivo que esa vivencia me enseñó y como por arte de magia la tristeza desapareció. Aceptar la realidad y hacerme cargo a partir del aprendizaje y no desde la culpa me ha permitido cada vez más enfrentar los instantes en mi vida con una postura erguida, sin miedo y siempre teniendo presente que aunque sean difíciles de afrontar, me vienen a fortalecer.


Abrazo la gratitud, vivo en ella y me siento segura de ir por el camino correcto.


En palabras del orador romano Marco Tulio Cicerón “La gratitud no es sólo una de las más grandes virtudes sino la madre de todas las demás”.

Ahora quisiera que me cuentes ¿tú practicas la gratitud?




 
 
 

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©2020 por Lina Marcela Castrillón Agudelo. Creada con Wix.com

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