La mujer

En ocasiones, meditando, veo imágenes que por lo general se relacionan con algo que está sucediendo en mi vida o con personas a mi alrededor. Es muy común sentir o percibir sensaciones de otros y mensajes de transformación.

Hoy vi a una mujer de rodillas, con la frente en el suelo, sus manos tapando su cabeza, tenía una bata de flores azules y rosadas, pantalón blanco y cabellera casi blanca tintada. El lugar era claro y cálido, entraba mucha luz, la señora de mediana edad levantaba levemente su mirada, no se veía asustada, era como un juego aunque inicialmente cuando la vi creí que se escondía de alguien. Yo la miraba con curiosidad y asombro y siento que ella no se percató de mi presencia por estar atenta a otras cosas en diferente dirección.

Esta imagen me hizo pensar en primer lugar cómo los sucesos no son siempre como creemos y más cuando está envuelto alguien que ni siquiera conozco. Es muy fácil juzgar una situación y me pregunto, ¿qué tan dispuesta estoy a ayudar a otros con base en su verdad y no en mis suposiciones? La respuesta es clara: fortalecer la escucha, permitir que los demás hablen y poniendo mi atención en lo que desean manifestar. Luego generar alternativas de valor en pro de su bienestar, hablando con sinceridad y llegando hasta el límite que la persona me lo permita.

Lo segundo que se me viene a la mente es que esta mujer, en silencio, no buscaba aprobación; estaba atenta a lo que sucedía frente a ella y sentía curiosidad. Lo anterior me lleva a pensar que también llegan personas a mi vida a las que no les interesa hablar o escuchar mis opiniones, solo quieren compañía y apoyo, que se respeten sus sentimientos y emociones del momento y a las que mi sola presencia les va ayudar a sentirse mejor.

Siento que es un mensaje personal aplicable a la práctica de mi labor diaria en las actividades cotidianas y en las sesiones de Reiki. Los espacios de transformación se generan en cada instante y nuestra tarea es estar atentos a cuál es la acción correcta en ese momento en beneficio propio y de los seres que me rodean.

Practicar la atención y el gusto por los detalles me hace ser consciente.