Mi experiencia con Un Curso de Milagros
- Lina Marcela Castrillón Agudelo
- 19 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Durante mucho tiempo la constante en mi vida era dejar las oportunidades comenzadas y sacar mil evasivas para no continuar realizando estas actividades y así me gustaran o no, siempre encontraba una excusa para abandonar. Por esta razón hoy les quiero contar mi experiencia con Un Curso de Milagros.
Un día leyendo un libro en el cual no recuerdo el nombre, encontré unos apartes que se referían al libro “Un curso de milagros” y decidí comprarlo. Esto ocurrió hace más de cinco años. Intenté leerlo en dos o tres ocasiones pero simplemente lo dejaba porque no comprendía lo que leía o me aburría. También intente hacer las lecciones en múltiples ocasiones y el resultado era el mismo, abandonar. Por eso lo guardé y simplemente creí que no era para mí. Lo curioso fue que nunca lo regalé y lo recordaba mucho pero no me animaba a intentarlo de nuevo.
El año pasado mi maestro Jorge creó unos grupos de formación en este curso y me hizo la invitación para unirme a ellos y no lo dude: me uní desde el primer módulo y comencé este aprendizaje. Lo primero que aprendí fue que este curso no se estudia solo, debe ser en grupo ya que crecemos compartiendo experiencias y actuando. Fueron unos meses de mucho aprendizaje y de una lucha interna increíble. Pensé muchas veces en abandonar, me resistía a realizar las lecciones diarias y hasta llegué a dudar en asistir a los encuentros semanales. Mi ego me decía que no siguiera pero mi esencia me susurraba que perseverara. Hoy he terminado los seis módulos propuestos, hemos estudiado los treinta y un capítulos y voy en la lección 238 de 365 propuestas. He obtenido un gran logro y por muchas resistencias que tenía he culminado parte de un proceso que es demasiado importante para mí.
Aprendí que perdonar es la base del amor y el amor es la felicidad. Soy hija de Dios y tengo derecho a los milagros y los milagros son mis experiencias diarias vividas en paz y tranquilidad, escuchando la voz de mi esencia y disfrutando de relaciones sanas con mis hermanos en unión fraterna con el padre celestial. Todos somos uno, somos iguales, almas puras desarrollando experiencias de aprendizaje que nos acercan cada vez más a nuestro creador. Aprendí a creerle a Dios, a tener fe y a fluir en la abundancia que él me brinda día a día. Aprendí que la vida es bonita, que puedo equivocarme y que si escucho la voz de mi corazón, de mi esencia, del Dios en mi, cada error me permite crecer y mejorar. Aprendí a aceptarme como soy, amarme y a darme valor.
Por si fuera poco terminé un proceso, otro más, que me llena de motivación para seguir adelante transformando mi esencia y a vivir conscientemente este cielo maravilloso que mi tránsito por esta vida me brinda.
Solo he ganado y estoy abierta a vivir lo que se venga en comunión con la fuente divina y en unión con cada uno de mis hermanos.
ASÍ ES, HECHO ESTÁ.

ความคิดเห็น