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Mi primer año de vida

Cuando me remonto a los primeros recuerdos que tengo de mi infancia, viene de inmediato una imagen a mi cabeza: me veo jugando en el patio de mi casa con una amiga mientras le preparo una mezcla de banano y uvas para aliviar un dolor de cabeza que tenía y para mi sorpresa funcionó. Tan pequeña y aun sin tener consciencia de ello, descubrí que mi misión en la vida era sanar. Al mencionarlo, no me refiero a curar a los otros solamente ya que ha sido sanando mi propia historia como los verdaderos cambios se han evidenciado en mi. Hoy creo firmemente que de esta manera, todos podemos soltar cargas y miedos infundidos en el pasado y así nuestro presente será mejor.

El relato de mi madre narra que nací a las cero horas del día 22 de febrero de 1978 en un parto largo y sin complicaciones. Desde que mamá me vio supo que era una niña muy especial, despierta, alegre e inteligente. Me alimentó con leche materna y entre sonrisas cuenta que nos recostamos en la cama de mi hermano en el momento de lactar; para ella es este uno de los momentos más felices de su vida. Recuerda, además, que una de las primeras cosas que probé, alrededor de los seis meses, fueron las golosinas, las cuales amaba y lo que impidió que le cogiera mucho gusto a los demás alimentos. Hablé muy rápido y la primera palabra que pronuncié fue Stella, el nombre de mi hermana, fuerte y claro y de ahí en adelante no he parado de hablar. Caminé antes de cumplir el primer año y me movía como un terremoto.

Desde otro punto de vista, una situación difícil fue el hecho de probar las golosinas y fue mi padre quien me las proporcionó. Él llegaba todas las tardes de su trabajo y me las daba a escondidas de mamá al no estar de acuerdo porque era demasiado pequeña para este tipo de alimentos. Sin embargo, él continuó haciéndolo durante toda mi niñez. Es tanto así que a los diez meses me llevó una chocolatina jumbo y la comí completa. Como consecuencia enfermé, estuve hospitalizada por un largo período y en el momento del alta tenía casi el peso de una recién nacida.


Ese fue el inicio de lo que algún día llamé adicción a la comida y me catalogaba comedora compulsiva pero lo cierto es que siento en lo más profundo de mi corazón que mi padre nunca tuvo la intención de hacerme daño. Él lo veía normal ya que todos los niños comen dulces y a él mismo le gustaban demasiado. Aun así, durante mucho tiempo y ya siendo adulta, lo culpé por haberme predispuesto a comer incontrolablemente.


Un día decidí que no era justo con papá seguir culpandolo por esto porque soy yo quien tiene el poder de elegir lo que quiero ingerir y la cantidad. No obstante, comí desmesuradamente por años con la excusa de que así me lo habían enseñado. Esta sombra me acompaña todavía pero ahora no busco culpables porque he decidido hacerme cargo de quien yo soy y tener una relación sana con los alimentos, primero, reconociendo que no hay comestibles malos y más bien es el uso que yo hago de ellos lo que me destruye y me hace daño. He tratado de no preocuparme por mi peso y de estar atenta, aceptar que me gusta todo tipo de comida y que puedo comer un dulce sin necesidad de entrar en compulsiones.


Yo decido sobre mí y sé que voy por muy buen camino, soy consciente, no me culpo, no tengo miedo de comer y disfruto lo que ingiero. Es una labor diaria y estoy dispuesta a hacerlo con la determinación firme de que mi bienestar y tranquilidad son lo único que importa.


Sano este capítulo de mi vida. Definitivamente mis padres me han brindado unas experiencias maravillosas que me permitieron aprender, conocerme y evolucionar. Estoy convencida de que toda situación vivida me enseña y me permite ser cada día mejor.


Le he entregado a la Fuente Divina estas vivencias y ya no cargo con dolor. Soy feliz por todo lo aprendido y por que sé que esto me tiene en el punto evolutivo donde estoy ahora.

Doy gracias por tantas enseñanzas, me siento satisfecha con cada logro, soy consciente de ellos y VIVO EN PAZ.


¿Te has preguntado cómo fue tu primer año de vida?




 
 
 

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©2020 por Lina Marcela Castrillón Agudelo. Creada con Wix.com

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