Tejiendo mi vida
- Lina Marcela Castrillón Agudelo
- 12 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Quiero compartir con ustedes una grandiosa experiencia que viví el día de hoy.
Hace dos años, por una invitación de un ser excepcional que amo con todo mi corazón (la doctora Gloria Mejía), llegué a un grupo de tejido ancestral. En ese momento estaba atravesando una depresión muy grande y al llegar a ese espacio encontré a una maestra supremamente amorosa y a unas compañeras muy abiertas para aprender y compartir sus conocimientos con cada una de las personas que participábamos.
Cada viernes por la tarde, lograba sentirme muy bien; aprendí mucho y ante todo logré salir de mi depresión. Ese año al poco tiempo de haber comenzado a asistir mi padre falleció y de hecho seguir asistiendo me ayudó y fortaleció mucho. Fue un año muy especial para mi donde conocí como simpatizaba con el color y las formas y este aprendizaje me mostró otras cualidades de mi ser.
Hace un año, por la pandemia, se suspendieron los encuentros y hoy volvieron a comenzar. Tuve muchos inconvenientes para llegar, en especial por una fuerte lluvia que me causó dificultades para conseguir transporte; sin embargo, esto no hizo que me devolviera para mi casa. Había algo dentro de mi que me llenaba de esperanza y deseo de estar allí. Llegué cuarenta minutos tarde y lo primero que encuentro fue un fuerte abrazo, de esos que le llenan a uno hasta el alma.
Iniciamos con una oración meditativa que me llevó a visualizar el latido de mi corazón. En ese momento alcancé a sentir un amor infinito y entendí porqué nunca desistí ni perdí la fe de que podría llegar. La clase como siempre fue maravillosa. Hoy fue un espacio para recordar y realizar las actividades con cambios y nuevas propuestas que me impulsan a seguir aprendiendo. Lo mejor fue la despedida: de nuevo un fuerte abrazo de unión y fraternidad, donde la plenitud se desbordaba.
Al salir me sentí completamente renovada, libre y dispuesta a seguir caminando e hilando mi vida con la seguridad de que existen seres hermosos que me apoyan, me aman, confían en mí y me motivan a construir una vida cada vez mejor. Siento una nueva oportunidad de caminar de la mano de la Fuente Divida en resonancia con los regalos que tiene guardados para mí.
Gratitud infinita a ustedes Olga María Magdalena y Gloria Mejía, mujeres que me inspiran y a las que amo con todo lo que tengo y lo que soy.

Así es Mónica, son momentos mágicos 💜
Lina me alcanzó a imaginar todos tu ser lleno de plenitud y la vez llena de tanta tranquilidad y gratitud, ya que es un privilegio y un gozo muy grande encontraros en nuestro camino con seres de luz y amor incondicional que nos llenas de tanta PAZ.